Síguenos

sábado, 10 de agosto de 2013

Agur Pannur

Volviendo al tema del tren... creo que tengo que comentar algo más sobre él ya que es toda una experiencia moverse por este país en este medio. Los servicios no son precisamente el lugar idóneo para operar a corazón abierto, pero pasar unas horas en estos armatrostes es simple y llanamente un regalo para los sentidos. Tal vez haya gente del grupo que discrepe, pero es que yo creo que no hay nada como llegar a tus asiento-cama y que esté ocupado por un tipo dormidísimo, vendedores que a grito pelado anuncian su "Chai-Chai" (Te) mientras uno trata de echar una cabezada u olores que jamás habían saludado a mi olfato.

Esto ya se acaba, escribo estas líneas en una mole de hierro plagadita de gente yendo y viniendo,  que se supone es un tren con destino cercano a Goa. Detrás dejaremos un fin de semana en Hampi, a unas 4 horas de aquí en Jeep, días de juegos y deberes con los niños, arroz con mil tipos de salsas distintas, picaduras de mosquito, misas en Kannada, partidas de mus y trabajos en la aldea de cuando en cuando tediosos pero siempre satisfactorios.

Lo de Hampi fue algo interesante de ver, un pueblito de turisteo plagado de pedruscos y templos con encanto donde la moneda local era el regateo. Además, los que ya estaban aburridos del arroz pudieron dar un descanso al paladar. No nos vino mal ese break, desde luego que no.

Por otro lado, nos ha dado mucha pena despedirnos de la dulce rutina de Pannur. Eso de levantarse casi todos los días a las 6.30 de la mañana para asistir a una indescifrable misa en Kannada no puede hacer otra cosa más que marcar, sea uno religioso o no. Los niños tampoco nos lo han puesto nada fácil, a los pobres les han hecho despertarse a eso de las 2 de la mañana para despedirnos, tampoco será fácil olvidar si es que lo hacemos las mañanas en las zanjas, huertos o similares.

Ahora nos quedan unos tres días en las playas de Goa, luego, muy al pesar de la pobre señora que me trajo a este mundo cogeré un tren a Bombay por mi cuenta. Tras pasar 5 días en el motor económico de India me dirigiré hacia Agra para enamorarme del Taj Mahal, terminando mi ruta, si todo sale como tengo planeado, en la capital del país. El muchacho con barba desaliñada y picaduras de mosquito en los tobillos les tendrá informado. Namaste amigos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario